El futuro no siempre es como lo imaginamos. Muchos confiamos en que el progreso técnico acabaría por generalizar el uso de los patinetes voladores, como el que manejaba con bastante destreza Michael J. Fox en Regreso al futuro II, ambientada en un peculiar 2015. Sin embargo, el hecho de que aún no hayamos dado con la manera de viajar en el tiempo o de fabricar zapatos cuyos cordones se aten solos -por citar dos ejemplos más de la película de Robert Zemeckis- no hacen nuestro presente menos innovador.

De hecho, el avance de la transformación digital de la economía y la sociedad afecta a todos los aspectos de la vida, incluidos la forma como interactuamos, trabajamos, compramos o recibimos servicios. El crecimiento exponencial de los datos legibles por computadora en internet está en la base del crecimiento de tecnologías como el análisis de datos, la inteligencia artificial (IA), el blockchain , la computación en la nube o el internet de las cosas .

Quizá el impacto de la digitalización en nuestro día a día es más evidente en el uso que hacemos de nuestro teléfono móvil, convertido en un auténtico centro de operaciones. El avance de la tecnología permite que utilicemos este dispositivo para pagar en cualquier comercio, pedir comida a domicilio, leer la prensa, ver nuestra serie favorita, hacer una transferencia bancaria, escuchar música, reservar una habitación de hotel, autenticar nuestra identidad, pagar el aparcamiento, pedir cita con nuestro médico, hacer la compra y, por supuesto, comunicarnos entre nosotros.

La Unión Europea destinará 14.700 millones en 2021-22 a acelerar las transiciones ecológica y digital

Las posibilidades son casi infinitas. " El proceso de digitalización es transversal : No se trata solo del uso de tecnologías, sino de participar de una cultura abierta al cambio, definir nuevos modos de trabajo y buscar objetivos tangibles", explica Valero Marín, director corporativo de Digitalización y Servicios Globales de Repsol. Las empresas son conscientes del potencial de la transformación digital para prestar un servicio más personalizado a sus clientes e incluso contribuir a la resolución de grandes desafíos, como la transición energética o la lucha contra el cambio climático .

El impulso de la transformación digital es también una prioridad para los responsables de políticas públicas, ya que se considera una pieza clave en la transición energética y el camino a la neutralidad en carbono. El pasado mes de junio, la Comisión Europea adoptó el programa de trabajo principal de Horizonte Europa -el instrumento capital de la Unión Europea (UE) para la innovación y el desarrollo- para el periodo 2021-22. Dotado con 14.700 millones de euros, el programa busca que "Europa sea más sostenible, la hará más ecológica y contribuirá a que esté mejor preparada para la transformación digital", asegura Mariya Gabriel, comisaria de Innovación, Investigación, Cultura, Educación y Juventud.

En nuestro país, el programa España Digital 2025 , que aspira a movilizar nada menos que 70.000 millones de euros entre inversiones públicas y privadas, parte de un planteamiento similar. Centrado en áreas como la conectividad digital, el 5G , las competencias digitales o la economía del dato, el programa busca "impulsar un crecimiento más sostenible e inclusivo, impulsado por las sinergias de las transiciones digital y ecológica".

Tales sinergias son evidentes en el caso de la vivienda, que supone hoy la quinta parte de toda la energía consumida y una cuarta parte de la electricidad. "Al asesorar a nuestros clientes para que consuman de una manera cada vez más eficiente estamos dando respuesta a una demanda que ya existe en nuestra sociedad y avanzamos en la transición energética ", explica Carlos García Murcia, gerente de Negocios Comerciales de Repsol. Su compañía cuenta con Vivit , una app de Repsol Electricidad y Gas que permite saber al usuario qué electrodomésticos gastan más, cómo mejorar la eficiencia en su día a día e incluso compensar de manera voluntaria las emisiones que generan con su consumo de gas.

Movilidad sostenible

El teléfono móvil también se ha convertido en un aliado en nuestros desplazamientos, ahorrando tiempo... y emisiones de CO2. En esta área, soluciones como el 5G, el desarrollo de la tecnología V2X -un sistema de comunicación entre el vehículo y su entorno- o el análisis de datos se consideran claves para lograr una movilidad más eficaz y más sostenible.

Y es que ya existen aplicaciones como Waylet que permiten pagar el repostaje en estaciones de servicio de Repsol con el móvil y compensar, de forma voluntaria, el 100% de las emisiones que hayamos generado con el consumo de carburante. Además, también podremos aprovechar el viaje a la gasolinera para hacer la compra o subirnos a un coche compartido desde nuestro teléfono gracias a las alianzas de Repsol con Amazon, El Corte Inglés o Kia.

La digitalización ha impulsado este modelo de movilidad compartida, que cuenta con más de un millón de usuarios en España. En la Comunidad de Madrid, Wible , que vio la luz en 2018 de la mano de Repsol y Kia, se ha convertido en una referencia del car-sharing: su flota de 500 Kia Niro -híbridos enchufables con 600 kilómetros de autonomía- permite abarcar mayores distancias que las habituales en estos servicios, acercando la movilidad compartida a municipios de la periferia.

Aunque no alcanzan la espectacularidad del hoverboard de Regreso al futuro, los ejemplos anteriores dejan clara la importancia de la digitalización en nuestro día a día y su potencial para ofrecer servicios mejores y más sostenibles. Marty McFly podría sentirse orgulloso.

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