Desde ventanas emergentes a complicadas configuraciones, los últimos cambios de Microsoft para fomentar el uso de Edge están recibiendo duras críticas de quienes temen que la compañía vuelva a ser como era.

Desde que Satya Nadella está al frente de Microsoft, el gigante no es el mismo; ya no es un vendedor de software, obsesionado por vendernos Windows, sino un proveedor de servicios. Una estrategia que está dando frutos, después de adelantar a Apple como la cotizada más valiosa del mundo .

Pero en esta nueva estrategia, parece haber cosas que no han cambiado. Microsoft sigue usando tácticas de dudosa ética para forzar el uso de sus productos; en concreto, su navegador web Edge. Sólo en el último mes, Microsoft ha implementado varios cambios que están atosigando a los usuarios para cambiarse de navegador.

Todo empezó con el lanzamiento de Windows 11 , el nuevo sistema que, por supuesto, tiene a Edge como navegador por defecto; hasta ahí, todo normal, el problema es que cambiar el navegador por defecto es más difícil que nunca, con multitud de opciones que tenemos que cambiar en la configuración del sistema.

Pero incluso si te molestas en hacer todos esos cambios, Windows 11 ignora tus preferencias y sigue abriendo ciertos enlaces en Edge; en concreto, los que aparecen en los nuevos Widgets, así como en la búsqueda integrada, siempre se abrirán en Edge sin importar cómo hayas configurado el sistema. Es tan molesto que un aficionado lanzó una app, EdgeDeflector, que cambia esto y hace que los enlaces se abran siempre con nuestro navegador preferido; pero Microsoft bloqueó esa app con una actualización, con la excusa de que esos enlaces son una "experiencia" que la compañía ofrece a los usuarios, y no simples enlaces a webs (aunque lo sean).

El último cambio que está molestando a los usuarios es una ventana emergente que cubre toda la pantalla, que aparece cada vez que actualizamos Windows 11; el aviso en grande nos indica que usemos una "configuración de navegador recomendada", pero en la letra pequeña podemos ver que, en realidad, lo que hace es poner Edge como navegador por defecto , deshaciendo todo el trabajo que hicimos para poner nuestro preferido. Es algo que no nos hubiera extrañado ver en los tiempos de Internet Explorer.

Lo más frustrante de todo es que Microsoft no necesita estas tácticas para triunfar con Edge . Su nuevo navegador es muy superior, gracias en parte a estar basado en el mismo código fuente que Chrome, y ya ha conseguido superar a Firefox en cuota de mercado. Aún está muy lejos de Google Chrome, pero está en una posición muy buena de cara al futuro.

Puede que Microsoft esté acelerando su apuesta por los servicios, y que Edge sea el pilar de sus futuras ofertas, pero corre el riesgo de convertir a Edge en el nuevo Internet Explorer en la mente de los usuarios, por no decir nada de la posible atención que reciba de los reguladores europeos si consideran que estas son prácticas anticompetitivas.

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